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La cifra oficial de víctimas por el huracán ‘Otis’ en Acapulco asciende a 50 muertos y 30 desaparecidos

El número de fallecimientos, que apenas ha sufrido variaciones desde los primeros días, genera desconfianza ante la magnitud de la catástrofe, mientras la ciudad lucha por su reconstrucción

Alejandro Santos Cid
huracan otis
Familiares de personas desaparecidas por el paso del huracán 'Otis', durante una protesta en Acapulco, el pasado 18 de noviembre.David Guzmán (EFE)

El saldo oficial de víctimas que dejó el huracán Otis tras arrasar Acapulco el pasado 25 de octubre ha ascendido a 50 muertos y 30 desaparecidos, según ha anunciado este jueves la gobernadora del Estado de Guerrero, Evelyn Salgado. La cifra solo registra un fallecido más que el anterior recuento, que apenas ha sufrido variaciones desde los primeros días. Organizaciones independientes y vecinos afectados llevan denunciando desde entonces que el número oficial de defunciones no se corresponde con la magnitud del desastre y que, en realidad, Otis causó más muertes.

“Como prioridad, estamos atendiendo a todas las familias de las víctimas de este huracán que lamentablemente cobró la vida, según las cifras oficiales de la Fiscalía General del Estado, de 50 personas. Nos hemos reunido con familiares, hemos ofrecido por supuesto todo el respaldo; todo el apoyo de todas las autoridades con acompañamiento psicológico, jurídico, administrativo, apoyos funerarios, todo lo que se nos ha solicitado, y nos mantenemos en permanente comunicación con todos los familiares”, ha asegurado Salgado durante la conferencia diaria de prensa del presidente del Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, celebrada en Acapulco.

La gestión de Salgado de la tragedia tras el huracán ha sido fuertemente criticada tanto por la oposición como por la opinión pública. Las acusaciones se centraban, principalmente, en la respuesta del Gobierno estatal, que muchos consideraron tardía e insuficiente. Durante días después de que Otis golpeara Acapulco, dejando una estela de escombros y edificios destruidos, Salgado no compareció en público. Mientras, los vecinos trataban de reconstruir sus casas, enterrar a sus muertos, encontrar a sus desaparecidos. Los saqueos se multiplicaban por la ciudad, la basura se acumulaba en las calles amenazando con convertirse en un problema de salud pública ante la falta de agua corriente. Casi toda la urbe vivía incomunicada y a oscuras por la falta de electricidad. La comida escaseaba y miles de familias sobrevivían únicamente por la ayuda humanitaria que llegó en masa desde todo el país.

En la rueda de prensa, Salgado ha añadido: “Mantenemos el esfuerzo incansable para la localización de 30 personas que continúan en calidad de desaparecidas y para lo cual se lleva a cabo un esfuerzo conjunto y coordinado de todas las autoridades para lograrlo. Asimismo, informamos de la creación del programa emergente de localización que hasta el momento ha logrado localizar a 1.592 personas que por la falta de conectividad no habían tenido ningún tipo de contacto con sus seres queridos, generando de esta manera certidumbre para sus familias”.

La gobernadora ha señalado también que realizan “labores de limpieza, de vialidades, de recolección de basuras tanto en la franja costera como en colonias y comunidades”, que ya han retirado 211.385 toneladas de basura y han depurado “322,35 kilómetros lineales de calles y avenidas principales”, en sus propias palabras. La eterna pregunta es si las tareas son suficientes en una ciudad completamente arrasada, que vive del dinero de un turismo que, dado el estado de la urbe, no podrá acudir en mucho tiempo.

Llueve sobre mojado y a Acapulco le arrecian los problemas desde distintos flancos. La ciudad, que ya antes de Otis se contaba entre las más peligrosas del país, vive sumida en la inseguridad a merced de los grupos criminales. Después de la mínima tregua que ofreció el huracán, los asesinatos y tiroteos han vuelto a sus calles. El Ejército y la Guardia Nacional han asumido el control indefinidamente; custodian gasolineras y grandes almacenes, pero no es fácil asegurar una urbe entera reducida a escombros. Los primeros días, después de los saqueos masivos, surgieron patrullas vecinales que custodiaban sus barrios, algunos armados, tensando más la situación.

La semana pasada, la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) alertó también de que 214.716 estudiantes de los tres niveles educativos de Acapulco están en riesgo de perder el ciclo escolar, ante los destrozos en los colegios. El presidente de la organización, presente en los 32 Estados del país, Israel Sánchez Martínez, sostuvo que esta situación agravará la crisis educativa que comenzó la pandemia de coronavirus. La Secretaría de Educación trató de reducir los daños apostando por las clases virtuales, una medida, como todas en la ciudad estos días, envuelta en la duda de si será suficiente. A todos los niveles, Acapulco espera desesperada una reconstrucción incierta.

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Sobre la firma

Alejandro Santos Cid
Reportero en El País México desde 2021. Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Madrid y máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre la actualidad mexicana con especial interés por temas migratorios, derechos humanos, violencia política y cultura.

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